Indemnización de 30.000 € por falta de consentimiento informado en cirugía
El consentimiento informado: un derecho fundamental del paciente
Este caso subraya la importancia fundamental del consentimiento informado en la relación médico-paciente, como lo establece la Ley 41/2002, que regula la autonomía del paciente y sus derechos en materia de información y documentación clínica. Esta normativa establece que no basta con ofrecer una asistencia médica técnicamente adecuada; es igualmente esencial proporcionar al paciente una información clara, completa y comprensible sobre los riesgos y posibles complicaciones de cualquier tratamiento o intervención quirúrgica.
El consentimiento informado es el instrumento que permite a los pacientes asumir los riesgos de una intervención de forma consciente, evaluando las consecuencias que podrían derivarse de la misma. En este caso, aunque la intervención fue necesaria y técnicamente correcta, se omitió informar a la paciente de los riesgos concretos, como las posibles perforaciones intestinales, lo que privó a la afectada de la oportunidad de tomar una decisión verdaderamente libre y voluntaria.
La complicación postoperatoria y el incumplimiento del deber de información
Tras la intervención, la paciente sufrió una complicación inevitable: dos perforaciones intestinales, que desencadenaron una peritonitis fecaloidea diseminada, una afección grave que requirió atención médica de urgencia. Si bien este tipo de complicaciones puede ser imprevisible en determinadas intervenciones, lo relevante para el juzgado fue que estos riesgos no habían sido debidamente explicados a la paciente antes de la operación.
El documento de consentimiento informado que firmó la paciente fue considerado incompleto y, por tanto, insuficiente para cumplir con los requisitos establecidos por la normativa. La falta de información detallada impidió que la paciente pudiera sopesar los riesgos antes de someterse a la operación, lo que fue considerado una infracción de la lex artis ad hoc, es decir, del conjunto de normas y estándares profesionales que deben observarse en la práctica médica.
Reclamaciones en vía administrativa y judicial
Inicialmente, el despacho Castillo-Calvín Abogados, que representaba a la paciente, presentó una reclamación patrimonial en vía administrativa contra el SAS, alegando la falta de consentimiento informado como la causa principal de los daños sufridos. Sin embargo, esta reclamación fue rechazada por el SAS, que dictó una resolución desestimatoria. Ante esta negativa, el despacho interpuso un recurso en la vía contencioso-administrativa.
El juzgado de Sevilla, tras analizar los hechos, dictó una sentencia favorable a la paciente. El fallo reconoce que, aunque la intervención quirúrgica fue indicada y realizada correctamente desde el punto de vista técnico, el consentimiento informado que firmó la paciente era insuficiente, ya que no reflejaba los riesgos reales a los que estaba expuesta. De este modo, el tribunal consideró que la paciente no pudo prestar su conformidad de manera libre, voluntaria y consciente, lo que es esencial en cualquier intervención médica.
Sentencia firme y fijación de la indemnización
La sentencia concluyó que la ausencia de un consentimiento informado adecuado fue determinante en la causación del daño sufrido por la paciente. A pesar de que la complicación postoperatoria era un riesgo inherente a la intervención, la falta de información clara y detallada sobre esos riesgos constituyó una vulneración del derecho de la paciente a ser informada plenamente. En consecuencia, se fijó una indemnización de 30.000 euros en favor de la afectada.
Cabe destacar que la sentencia se ha declarado firme, ya que no fue recurrida por la parte contraria, lo que refuerza la responsabilidad del SAS por no haber cumplido con sus obligaciones legales en materia de consentimiento informado.
La importancia del consentimiento informado en la práctica médica
Este caso refuerza la importancia crítica del consentimiento informado como uno de los pilares fundamentales de la relación médico-paciente. No basta con que el procedimiento sea técnicamente correcto; el paciente tiene el derecho de ser informado de manera exhaustiva y comprensible sobre todos los aspectos relevantes del tratamiento, incluidas las posibles complicaciones que pueden surgir, incluso si estas son poco probables.
El consentimiento informado no es un simple formalismo o un documento que el paciente debe firmar; es un proceso de comunicación transparente entre el profesional sanitario y el paciente, en el que este último tiene la oportunidad de evaluar los riesgos y decidir si desea o no someterse a la intervención. La omisión de este deber informativo puede generar responsabilidad civil y dar lugar a indemnizaciones patrimoniales, como ha quedado demostrado en este caso.
Conclusión: Garantizar los derechos del paciente
La sentencia en este caso recalca que los profesionales sanitarios y las instituciones de salud deben cumplir estrictamente con sus obligaciones de información para que los pacientes puedan tomar decisiones plenamente informadas sobre su salud. El consentimiento informado es una parte esencial del proceso asistencial y su omisión, o la entrega de información incompleta o insuficiente, puede tener consecuencias legales significativas.
Este caso establece un precedente claro de que, aunque una intervención médica sea correcta desde un punto de vista técnico, la falta de un consentimiento informado adecuado puede resultar en una infracción de los derechos del paciente y derivar en la obligación de indemnizar los daños causados por esa omisión.
La negligencia médica por falta de consentimiento informado en cirugía ocurre cuando el paciente no es informado adecuadamente sobre los riesgos, alternativas y posibles complicaciones, vulnerando su derecho a decidir de manera consciente sobre el procedimiento. En este caso, aunque la cirugía fue realizada correctamente se condena por la falta de consentimiento informado a la paciente que no pudo tomar una decisión libre y consciente sobre los riesgos de la intervención como la que padeció: dos perforaciones intestinales que derivaron en una grave peritonitis.
El propósito de una reclamación no es solo obtener una compensación justa para el paciente afectado, sino también mejorar los estándares de calidad en la atención médica. Las reclamaciones por negligencias médicas pueden motivar a los centros de salud y a los profesionales a ser más cuidadosos y responsables en sus diagnósticos y tratamientos, reduciendo así el riesgo de errores similares en el futuro y promoviendo una mejor atención para todos los pacientes.
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